Moe-Moe, un pitbull blanco y negro, fue descubierto entre las bolsas de basura en una calle del barrio tras ser abandonado por su familia cuando se disponían a mudarse. Allí estaba junto a la basura y los muebles viejos. Afortunadamente, los compasivos trabajadores sanitarios lo notaron y avisaron de inmediato al refugio de animales mientras le proporcionaban agua helada refrescante.
En su residencia anterior, vivía con otros tres caninos y residía junto a niños en su hogar más reciente. Estaba domesticado, caminaba bien con correa y era muy dulce y amigable. Pero nada de eso les importó a sus dueños, quienes lo abandonaron sin piedad, dejándolo atrás como un pedazo de basura.
Afortunadamente, su historia tiene un final feliz. El refugio de animales Hoke Co. en Raeford, Carolina del Norte, lo acogió y le brindó el cuidado y la atención que merecía. También le encontraron un nuevo hogar donde será amado y apreciado por el resto de su vida.
La situación de Moe-Moe no es un incidente aislado. Anualmente, innumerables perros enfrentan abandono, negligencia o maltrato por parte de sus dueños. En consecuencia, se encuentran en refugios, deambulando por las calles o sufriendo resultados trágicos. Esto resalta la importancia de adoptar una mascota y garantizar la esterilización de sus mascotas. Otras formas de contribuir incluyen hacer donaciones u ofrecer su tiempo como voluntario en un refugio de animales cercano. Alternativamente, acoger o adoptar a un perro necesitado también marca la diferencia.
Los perros no son desechables. Son criaturas leales, amorosas e inteligentes que merecen nuestro respeto y compasión. Moe-Moe es uno de los afortunados que tuvo una segunda oportunidad de ser feliz. Asegurémonos de que más perros como él también lo hagan.
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