Cuando Howl of a Dog descubrió a un perro anciano cerca de una estación de tren, su ojo izquierdo herido y cojeante contaba una historia de desesperación. Rescatarlo no fue tarea fácil, ya que el peligro de los trenes en movimiento acechaba. El dedicado equipo de Howl of a Dog siguió al canino enfermo, ganándose gradualmente su confianza.
Al describir el rescate, dijeron: ‘Fue como una maratón, ya que huía cada vez que nos acercábamos a él. Pero poco a poco se dio cuenta de que solo intentábamos ayudarlo, o quizás el aroma de la deliciosa comida finalmente llegó a su nariz’.
Su esfuerzo dio sus frutos cuando lograron llevarlo a un lugar seguro y lo llevaron de inmediato al veterinario. Lo que descubrieron los sorprendió: el perro tenía un microchip y un dueño. Sin embargo, la respuesta del propietario los dejó desanimados. Bobi, como lo llamaban, se había escapado de casa y recorrido una larga distancia, terminando a unos 10 kilómetros de su hogar.
Con la esperanza de una conmovedora reunión entre el perro y su dueño, Howl of a Dog se puso en contacto con el dueño registrado de Bobi, solo para enterarse de que el dueño ya no lo quería y les pidió que se hicieran cargo de él. Los motivos detrás de la partida de Bobi y la decisión de su dueño quizás permanezcan como un misterio para siempre, pero el equipo de rescate eligió no juzgar; en cambio, estaban agradecidos de poder salvarlo.
Bobi, con 9 años de edad y un peso aproximado de 18 kilogramos, es descrito como ‘extremadamente amable, cariñoso, obediente, enérgico e interesado’. Es como si estuviera reviviendo la infancia que se perdió.
Recibió las vacunas adecuadas y fue esterilizado, y ahora, Bobi busca un hogar permanente donde pueda pasar sus últimos años feliz y querido. Las adopciones internacionales son bienvenidas a través de Howl of a Dog, y se puede encontrar más información en su sitio web.
En el video a continuación, pueden presenciar el conmovedor rescate de Bobi. Estamos aliviados de que ahora esté en buenas manos.